La chica del andén (II)

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Hay caras conocidas que se difuminan y otras, desconocidas hasta entonces, se van reafirmando en nuestra memoria.

Nos encontramos en nuestros trayectos a alguna parte. Cruzamos las miradas. Las esquivamos. Las volvemos a encontrar. Nunca nada será igual que antes. Nunca podremos borrarnos esos ojos penetrantes, intensos. Esos ojos que vuelven nuestras rodillas gelatina.

Día tras día nos hablamos sin palabras. "Hola", "¿Qué tal?", "¡Me gustaría conocerte!", "¡Adiós!". Día tras día somos conscientes de que nuestros labios están sellados y nunca podremos intercambiar voces como si fuesen cromos. El tren avanza y nosotros seguimos igual de lejos.

2 comentarios :

  1. Los ojos, niña, como el tacto, la piel, como el olfato, aire, aromas, como el oido, música, susurros, también se hicieron para el amor Bajo los ojos el misterio, recuerdos, deseos, miedos, gozos pretéritos, y debajo, bajo todo, la vida. Y tú eres, virtualmente, claro, de las personas más vivas que "veo". Sigue, sigue así.

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  2. Que precioso comentario :))))) gracias por regalarme una sonrisa bien grande.

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